¿Terapias o “pseudoterapias”?, Por Marilar Ruiz

“No tienes que apagar la luz de otros, para hacer brillar la tuya”

Esta frase la escuché hace algún tiempo y en realidad, es una práctica habitual en mi vida cotidiana, aunque no para todo el mundo.

Desde niños, se nos inculca la creencia de que la vida, es una competencia: ser el mejor en la escuela, ser el mejor en los deportes, ser el mejor en el trabajo…ciertamente es así, pero sin pisar a nadie para llegar al cajón más alto del pódium simbólico de cada una de esas facetas, pues se olvidan de lo más importante: ser la mejor versión de uno mismo día tras día, independientemente de lo que hagan los demás.

Desde hace algún tiempo, estoy leyendo muchos artículos, comentarios, publicaciones, etc., al respecto de las llamadas despectivamente “pseudociencias”, “pseudoterapias” o “pseudosectas”, por parte de diversos colectivos que se sienten amenazados: psicólogos, psiquiatras o médicos y todos sus acérrimos seguidores, que ante el desconocimiento, se atreven a lanzar juicios de valor o acusaciones muy graves, en contra de otro colectivo.

La base de la mayoría de esos artículos, incluso de organizaciones creadas a tal efecto para acabar con los malos, se fundamenta en que estas prácticas están fuera de la Psicología o la Medicina profesional y es más, carecen de Garantía alguna.

Y yo me pregunto, ¿Quién me asegura que una persona que tiene un título universitario es un “profesional”?. Es más, ¿Tener ese título universitario es “Garantía” suficiente para mi mejora?

Obviamente, esas personas que poseen sus titulaciones académicas, están en posesión del conocimiento, del que ellos escogieron, habiéndose formado en una u otra especialidad, pero con todo mí respeto, no me garantizan nada.

También, menosprecian a aquellas personas que, tras superar un proceso de vida personal, encuentran un camino, se forman en escuelas “no universitarias” y deciden aplicar lo aprendido y vivido en otras personas. A estos, especialmente, les tachan de estafadores, faltos de ética, narcisistas, sectarios…, como si tener un nombre otorgado por una Universidad, te dotara de ética automáticamente al obtener tu titulación o como si ellos no tuvieran ego o no tuvieran sus asociaciones corporativas.

Ah! Algo que me ha llamado poderosamente la atención, ha sido que los “pseudoterapeutas”, hacen uso de la mala praxis, consiguiendo con esa relación con su paciente, un beneficio económico. Por lo que yo recuerdo, los terapeutas oficiales y titulados, no ofrecen sus servicios de manera gratuita y/o altruista.

Según ellos, los oficiales, se rigen por un Código Deontológico (similar al Juramento Hipocrático) y unas reglas de conducta llamadas Marco Terapéutico. Vayamos por partes, ese código de conducta implica unos valores, bajo mi punto de vista: honradez, honestidad, veracidad, coherencia….y esos, no te los otorga la Universidad o los contenidos formativos que allí se transmiten, esos los tienes o no los tienes, pues forman parte de la persona.

En cuanto al Marco Terapéutico, como Coach, lo primero que aprendes es a establecer un acuerdo o contrato con la persona que solicita tus servicios, en el cual adquieres un compromiso de trabajo por ambas partes. Si esos parámetros no se cumplen, debes desistir o derivar a esa persona a otro profesional. (Yo lo he hecho en alguna ocasión, si el proceso se encalla). Además, practico algunas otras “pseudoterapias” y en la mayoría de ellas, antes de realizar ninguna acción con o sobre el paciente, pides permiso para hacerlo y no haces nada que él o ella no quieran en ese momento.

Según un artículo que he leído hoy y que no cito textualmente, para no generar más controversia, que tiene como autora a una Psicóloga Clínica, especializada en Técnicas de meditación y relajación consciente (hecho cuanto menos contradictorio con su artículo) considera que: “El pseudoterapeuta, genera una dependencia con su paciente, con métodos aparatosos y grandilocuentes, provocando una catarsis emocional en él o ella, que no son más que placebos y autoengaños, olvidando que todo está en la mente y un psicólogo o psiquiatra, es como un neurocirujano, formado para abrir esa mente y poder sacar de ella lo que está distorsionado o deteriorado” (Personalmente, esa imagen que me aparece al leer esto, me asusta un poco….).

Bien, llegados a este punto de mi artículo, me planteo algo: ¿Por qué tengo que menospreciar el trabajo de otros para hacer relucir el mío?, ¿Por qué “demonizamos” unas técnica a favor de “endiosar” otras? En definitiva…. ¿De qué tiene miedo?

Somos seres libres, inteligentes y con poder de decisión o libre albedrío. Yo decido de qué manera, con quién y con qué técnica me siento más a gusto e identificada para sanarme, desbloquearme o avanzar en mi vida. Nadie está en posesión de la verdad absoluta ni de la fórmula mágica para hacerlo, por tanto, dejemos que cada quién tome sus decisiones y asuma, si las hay, sus consecuencias.

Es cierto que pueden existir personas sin escrúpulos, que abusan de su conocimiento o formación, para jugar con la salud, la vida y la economía de los más vulnerables, de los que están buscando respuestas y de los que sufren. Pero, amigos míos, seamos honestos y realistas: de esos los hay en todos los gremios y profesiones!!

Por tanto, hago un llamamiento a la serenidad y la calma, al respeto mutuo entre profesionales sea del tipo que sea o tengan la formación que tengan. Dejemos que cada quién, escoja cómo y de qué manera quiere cambiar su vida o encontrar sus respuestas y confiemos en la honestidad que se le supone al profesional elegido, hasta que por nosotros mismos y por los hechos, podamos confirmar que no nos está dando aquello que nos ofreció o que se está comportando de un modo inadecuado.

Vivamos y dejemos vivir, que tenemos trabajo suficiente con hacer de nuestra vida un camino pleno, como para andar hurgando en la de los demás o diciéndoles a otros qué deben hacer.

Una brazo,

Marilar Ruiz.

Marilar Ruiz
Coach, Practiciner PNL y terapeuta Reiki, Comunicación y Formación

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