¿PIENSAS LO QUE PIENSAS? por África Delgado

Imprescindible reflexión, si pretendemos conseguir un estado interno de tranquilidad.

Los pensamientos son la herramienta que tiene el “ego” para acorralar al Ser entre el miedo y la división. Pensamos sin darnos cuenta qué pensamos; ¡y vaya cómo lo hacemos!

Se necesita aplicar auténtica disciplina para llegar a percatarnos de las energías que estamos alimentando; porque no se trata de poner una buena intención “mañana, tarde y noche” a modo de tratamiento, sino de establecer el equilibrio entre todos y cada uno de nuestros pensamientos y la intención consciente que pretendemos aplicar en nuestra vida. Todo un reto, sin duda.

En el año 2002 me invitaron a participar en un concurso de monólogos en una pequeña localidad. No dudé en preparar uno y presentarlo; iba del proceso mental.  Este fue el resultado; me sentiría dichosa si lo disfrutáis ahora vosotr@s. Un gran abrazo. Mil gracias

SIMPLIFICANDO - MONÓLOGO por África Delgado.

A simple vista parece que todo es complicado. Se nos pueden complicar las cosas al nacer y crecer. A veces, complicado vivir. Nos complicamos si amamos y si no amamos también; y complicamos las relaciones. En ocasiones, es complicado elegir la ropa con que vestirse hoy y decidir el menú del día. Y hay una complicación importante en salir adelante en la vida con el mínimo riesgo.

A menudo, lo complicado es encontrar un baño limpio en la ciudad donde poder hacer tus necesidades sin pringarse de los fluidos ajenos... uff!! si; complicado.

Efectivamente parece todo complicado. No es extraño, nuestra mente se nutre de los estímulos nerviosos que fomentamos con nuestros pensamientos, ¡eso si es complicado!

Detengámonos un momento en este proceso: nuestra mente y nuestros pensamientos ¿son los pensamientos los que alimentan la mente? y en ese caso ¿qué hace la mente con ese alimento?

¿se trata también de masticar, digerir y evacuar, como hace el organismo con la comida en condiciones regulares de funcionamiento? y en los días que no digerimos correctamente ¿qué? ¿estreñimiento, descomposición? ¿que significa eso exactamente? ¿son nuestras ideas o pensamientos los que no acaban de salir, o salen sin control alguno?

Bueno, eso parece. A saber: nos comemos un pensamiento de, pongamos por caso, rabia, sin ir más lejos. El refrigerio igual tiene mal gusto, y aún así somos capaces de saborearlo. Masticamos y masticamos ese bocado y hasta puede que llegue un momento en que incluso el sabor ya no nos disguste.

Lo siguiente es digerir. Lo que acabamos de consumir recorre todos los conductos que le llevan a su destino final. Obviamente, en su camino recoge los sedimentos de viejos alimentos que va encontrando; claro, no hace tanto de la última vez que tragamos.

Puede ocurrir, de hecho ocurre en la mayoría de los casos con según qué vianda, que al ir adentrándose en nosotros se vaya endureciendo, curiosamente y contra todo pronóstico cuanto más lo hemos masticado, formando una bola de dimensión tal que hasta duele mientras va entrando. 

La cosa se complica.

Evidentemente va a ser una digestión pesada, eso si conseguimos digerir, porque claro, puede ser que nuestro cuerpo –o conciencia- no acepte según qué clase de sustento, lo que se traduce en indigestión. 

En este punto podríamos reaccionar con vómitos y descomposición: lo que entra vuelve a salir de un modo incontrolado. No somos capaces de poner orden en el modo en que liberamos lo que nuestro organismo –o nuestro Ser- rechaza. Desde luego eso produce malestar, incomodidades y hasta vergüenza. Lógico, encontrarnos en una situación en la que nos sentimos vulnerables afecta a la autoestima personal, y eso es complicado, claro. 

Así que tal alimento no nos alimenta, y encima lo hemos expulsado sin control. Las consecuencias de ello son variadas, desde simples gases (dicen los sabios que los gases son pensamientos no digeridos; qué sabrán ellos!), hasta tres o cuatro días guardando cama, convaleciente del tremendo esfuerzo. Y en esos días cuidadito con pudrirse!! 

Es ahora cuando necesitamos una dieta suave, sin sobresaltos emocionales. Otra indigestión en este estado provocaría un fuerte shock, o bien algo peor: podríamos conseguir aceptar hasta tal punto todo tipo de ingesta; lograr que se constituya de tal manera en nosotros, que ya no sepamos distinguir dónde acaba el bocado en cuestión y empieza nuestra personalidad –o estómago-, pudiendo causar serios problemas de empacho. 

Porque ahora ya todo es uno. Lo que aceptamos se integra en nosotros de un modo tan intenso que ya no discernimos si somos independientes o formamos parte de lo que comemos –o pensamos-. Ciertamente, esto se pone complicado. Es sabido que el ser humano se acostumbra a todo, y bien se dice que de lo que se come se cría.

Resumiendo... simplifiquemos. Si el alimento de nuestros pensamientos es el sustento de nuestras emociones, lo mejor será estar atentos a ver de lo que nos nutrimos, no vaya a ser que nos dé una indigestión y acabemos por tener diarrea mental.

África Delgado
Sanación espiritual por arquetipos, sacro craneal, tarot evolutivo,sintonización, alquimia del Ser
delser.africa@gmail.com

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