Makers y salud, aparentemente no hay una relación directa entre las apasionadas por aprender y curiosear haciendo y deshaciendo gadgets tecnológicos pero si ponemos atención en que mecanismos se activan en la persona cuando está curioseando y aprendiendo con estas metodologías y pensamos en clave de los beneficios que puede aportar a la salud vemos como empiezan a trazarse líneas que conectan directamente un punto y otro.
La capacitación o empoderamiento
está siendo puesta como eje en el desarrollo de numerosos proyectos e
iniciativas ya que responde a los nuevos modelos asistenciales basados en las
personas. Esto no significa otra cosa que por fin se ha puesto a la persona
como eje en cualquier intervención, tanto social como sanitária, cediendo poder
para tomar decisiones sobre hacia dónde va el proceso y construyendo unas
relaciones diferentes.
Para entender de que marco se
parte para realizar estas afirmaciones hay que analizar el contexto donde se
están realizando, la ciudad de Barcelona, un lugar donde conviven multitud de
culturas y diferentes iniciativas que, trabajando desde el prisma de compartir,
logran enriquecer las ideas y aportar valor.
El ámbito de la fabricación
digital en Barcelona se encuentra en crecimiento y cada vez aparecen más iniciativas
preocupadas de que la tecnología sea puesta al servicio y alcance de las
personas. Con una clara tendencia al trabajo libre y abierto, se promueve
trabajar bajo licencias que permitan la libre circulación del conocimiento,
publicando en medios digitales aquellos conocimientos que se generan o
adquieren para que otros miembros puedan a su vez aprovechar el trabajo
realizado o bien adaptarlo. Dichas licencias pueden ir desde permitir cualquier
uso del conocimiento y la información, hasta aplicar ciertas medidas
restrictivas en cuanto a la comercialización o modificación del producto. Es
gracias al uso de estas licencias que se consigue llegar a más personas. Si se
aplican los principios maker a estos planteamientos y al propio proyecto, se
desencadenan una serie de situaciones que reconocen las habilidades y
capacidades individuales de los individuos, sea cual sea su situación y estado,
valorando lo que la persona puede aportar ya que se trabaja siempre desde las
perspectivas de que se construye de forma colectiva, aportando entre todos los
participantes.
Estos principios parten del DIY
(Do It Yourself) o Hágalo usted mismo, y evolucionan hasta convertirse en DIWO
(Do It With Others) o Hagalo con otros, que defiende el trabajo colectivo como
alternativa al individualismo. Estos términos tienen su origen en Estados
Unidos, donde emergen como una alternativa sólida al entorno que potencia el
individualismo y el triunfo de un individuo por encima de los demás, generan
una auténtica revolución al capacitar a colectivos y demostrar que pueden
coexistir planteamientos que van más allá del individual. En el contexto de
Barcelona, pese a no existir una tendencia individualista tan radical, este
planteamiento sigue siendo totalmente válido.
Las makers o también conocidas
como hacedoras o fabricaires, acostumbran a hacer un uso amplio de la
tecnología, empleando herramientas clásicas y nuevos sistemas de fabricación
digitales. Este amplio abanico permite desarrollar o trabajar nuevas
capacidades hasta el momento dificiles de dominar sin técnica y experiencia.
Como estamos viendo, todo este
contexto facilita, y mucho, que una persona pueda experimentar, cuestionar sus
limitaciones y tomar un rol activo en la búsqueda de soluciones. Esta nueva
perspectiva sobre las propias capacidades que se genera poco a poco,
compartiendo y creciendo, supone una vuelta a nuestros orígenes como seres que
creamos, recuperamos nuestra creatividad y es entonces cuando se produce una
especie de liberación al descubrir todo lo que podemos llegar a hacer y crear,
solos o en compañía.
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